Agroindustria de palma aceitera promueve acceso de la mujer al trabajo agrícola

El sector palmicutor genera anualmente más de 37 mil puestos de trabajo y para el 2025, esta cifra se triplicaría. Este año, se promoverán los roles femeninos en el trabajo de campo. En 44 años de experiencia, la agroindustria de la palma aceitera se ha posicionado como una importante alternativa socioeconómica para disminuir la pobreza […]

- June 5, 2017-

El sector palmicutor genera anualmente más de 37 mil puestos de trabajo y para el 2025, esta cifra se triplicaría. Este año, se promoverán los roles femeninos en el trabajo de campo.

En 44 años de experiencia, la agroindustria de la palma aceitera se ha posicionado como una importante alternativa socioeconómica para disminuir la pobreza y la pobreza extrema en la amazonia peruana.

Son más de 7,000 productores y 16 empresas los que participan en esta actividad que en conjunto genera más de 37 mil puestos de trabajo directo e indirecto al año, cantidad que se triplicaría en el 2025. Estos empleos forman parte de un círculo virtuoso de desarrollo empresarial, con un impacto positivo en toda la cadena de valor.

El sector palmicutor genera anualmente más de 37 mil puestos de trabajo y para el 2025, esta cifra se triplicaría. 

A través de la especialización del trabajo, mejoramiento de procesos, y recientemente, con la inclusión de la mujer en el trabajo agrícola, la agroindustria de palma aceitera en Perú constituye una sólida alternativa para neutralizar el avance de otras actividades que no aportan al desarrollo de la población.

El Estado es el principal promotor del desarrollo agroindustrial de la palma aceitera en la amazonia y gracias a la participación de la Cooperación Internacional, principalmente de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), esta actividad se promueve en las comunidades de San Martín, Huánuco, Ucayali y Loreto, como alternativa al ilícito cultivo de la hoja de coca.  

El cambio de actitud de cientos de productores, principalmente “ex cocaleros”, es destacable. Ahora ellos son accionistas de sus propias empresas agroindustriales, implementan ambiciosos planes de inversión e incluso desde el 2015, exportan aceite crudo de palma (ACP) y palmiste (PKO) a mercados internacionales.

El predominio de la palma aceitera en las provincias donde antes reinaban los cultivos ilícitos supone un triunfo rotundo de la economía formal frente al narcotráfico.

Un hecho que muestra el progreso por acción de esta agroindustria es el caso de éxito en la región San Martin. Antes del cultivo de palma, las familias aquí vivían en la pobreza extrema, con una economía de subsistencia, basada en la siembra de cultivos de bajo rendimiento (maíz, yuca, plátano, arroz, entre otros); alquiler de tierras agrícolas a los productores “migrantes” como los papayeros; entre otras actividades de subsistencia. Ahora, con el cultivo y aprovechamiento industrial de la palma, las familias palmeras han mejorado sus ingresos promedios de US$ 1,0745 registrados en el 2000 a US$ 7,7706 al 2015.

Parte de estos logros se debe a que los pequeños y grandes productores trabajan hacia un mismo objetivo de manera conjunta. La Junta Nacional de Palma Aceitera del Perú (Junpalma Perú), agrupa a más de 7 mil familias dedicadas al cultivo de palma aceitera con el objetivo de posicionar al sector de manera responsable, exigir el cumplimiento del rol promotor del Estado, pero sobre todo, mejorar la calidad de vida de las comunidades palmeras con la generación de ingresos lícitos.

Esta tendencia en la mejora de condiciones de trabajo también busca promover los roles femeninos dentro de las tareas de campo. Este año, el Grupo Palmas puso en marcha un megaproyecto de mecanización agrícola para incrementar la productividad de las plantaciones de palma, y en la primera etapa, participan 10 mujeres en las cuadrillas de trabajo.

No cabe duda que iniciativas productivas como la agroindustria de la palma aceitera son una alternativa efectiva para promover el desarrollo económico y social, ayudando a reducir los índices de pobreza y pobreza extrema en el país a través de la generación de puestos de trabajo.